Monday, August 28, 2006

My misery**

Mi miseria, comenzó hace demasiado tiempo, ya casi había olvidado el momento en que reconocí la miseria como una parte de mi vida, como una forma de vida talvez y me obligaste a recorrer el camino nuevamente, paso a paso, revivir los recuerdos que han sostenido mi memoria, por todos estos años...


Mi miseria, comenzó ese día en que una mujer de ojos tristes, piel blanca y labios rojos, se acerco a hablarme, con cara de niña buena y desamparada, para preguntarme por alguna estupidez; si, esa misma mujer que había sido siempre tan indiferente a mí. En ese momento, exacto, sentí que algo se rompía dentro de mí, que siempre había vivido en la miseria, pero nunca había sido tan tangible, nunca nos habían presentado de frente. Esa mujer, era lo que había soñado siempre, tuve la sensación de haberla conocido desde hace miles de años, sentí el espanto, de ser esclavo de esa sonrisa. Pero el tiempo me enseño, que siempre seríamos amigos, los mejores amigos del mundo, que aprendería más que nadie de su dolor, de sus contradicciones, que la conocería tanto que sería fascinantemente predecible para mí.
Que el destino nos negaría la posibilidad de amarnos abiertamente, por todas sus ataduras y por mi vida ya construida, pero que muy adentro y muy silenciosamente, el amor en nosotros sería el sentimiento más puro, el que nos uniría cada día más. Era hermoso, pero mediocre. Sentir que odiaba a cada hombre que la tocaba o la besaba y tener que darle el mejor de mis consejos, desde la madurez de mis ojos.
Yo ponía los limites, yo llevaba por buen camino la amistad, yo era miserablemente sensato, cada día... para no perdernos, para no complicarnos la existencia, entonces descubrí también que la miseria, siempre trae de la mano la cobardía, el miedo de salir adelante. Pues ella niña franca y directa, jamás calló un miedo, un dolor, los celos, el amor que le atormentaba.
Y luché día a día con los demonios que la arrastraban al infierno. Mientras luchaba también por mi vida, la que me esperaba en casa. La que en algún momento se convirtió en nuestro único muro divisor.
El día que se alejo de mí sutilmente, con el único argumento de su “salud mental” sentí a la miseria apoderarse de mi vida y mostrarme su lado más oscuro. Yo un hombre inteligente y sensato, cuestioné cada paso que había dado, cuestioné cada decisión en la que primó, el hombre correcto que siempre había sido. La miseria se anido en mi alma, la miseria y la soledad.
Hoy recuerdo como el día más feliz de mi vida, ese en que sonó mi teléfono y su voz al otro lado, jugando a que el tiempo no había pasado, el día en que acordó una cita amistosa, aquel en que me perdí en su boca, me refugie en su cuerpo y oí de sus labios, lo que siempre quise oír y pude decir lo que nunca antes me atreví...
Toda una noche, perdidos, esa noche, descubrí que el momento más feliz, sería el que me condenaría eternamente a esta miseria, la del alma, la que cargo conmigo cada segundo.
La ironía hoy es que la felicidad y la miseria en mi, es la misma cosa... lo que me mantiene vivo, es lo que me mata.
De más esta nombrar aquí, las miserias que se arrastraron con esa miseria, como un alud, en mi vida.

Sunday, August 27, 2006

Fragmentos de mi***

Arde en mí un sueño roto, sueño prohibido y dulce, que mi memoria recoge en fragmentos húmedos... de un infierno extinto.
Mi fuego entre tus piernas, tus ojos de noche mirándome hipnotizados de amor. Las gotas de tu cuerpo cayendo sobre mi cuerpo, el vaivén de tu pasión desbordando la mía.
Bendita esta noche , que nos esconde y la luna que le hace claroscuros a tu alma...
Fragmentos de un recuerdo incrustado en mis pupilas, estremeciéndome por segundos, como los gritos ahogados de tu placer.
Mi boca midiendo tu piel, tus palabras susurrando en mi oído. Todo el cielo bajo mi cuerpo floreciendo; tus manos lentamente reviviéndome. Tu carne y mi carne fundidas, en un abrazo eterno, después de caer tu cuerpo rendido, sobre mi cuerpo, sobre mi temblor.
Pedazos de un sueño, aletargando mi existencia. Conteniéndome tu cuerpo y tu boca, hasta que mi respiración se reestablece.
Sueño roto y prohibido... como se nos ha prohibido el amor más puro que nos une, nos hiere, nos mata y nos salva.
Sueño roto de amor y pasión que revive por segundos en mis retinas... fragmentos de toda mi vida, en unas horas de tu vida.
Fragmentos de un sueño que me empuja jugando, del infierno a tu paraíso, manteniéndome vivo.